El Nobel de literatura siempre trae sopresas

*por Pablo Virgili Benitez

Con el galardón de este año 2021 en los buscadores especializados literarios en la Internet lo más buscado fue: ¿Quién es ese tal Abdulrazak Gurnah? Con tres novelas traducidas al español, por editoriales ya desaparecidas y descatalogadas el tanzano residente en Reino Unido parece un verdadero desconocido en el mundo literario. Ha logrado vender en Estados Unidos 3000 ejemplares de sus novelas. La editora española que se arriesgó a publicar su novela “En la orilla” en 2003 vendió la mitad de los 3000 ejemplares de cada tirada que eran regla en ese entonces, eso sí, no duda al decir que “Gurnah escribe para lectores muy refinados”.

Si nos guiamos por ese precepto la literatura de calidad, la técnicamente mejor escrita es minoritaria, difícilmente veremos a un escritor de altos quilates literarios vendiendo 1 millón de copias de sus libros, bueno a no ser que sea García Márquez que es un caso atípico y genial. No estoy queriendo decir con esto que los autores que venden millones de libros sean malos, sino que lo que premia casi siempre la Academia Sueca con el Nobel es a las literaturas y autores de excelencia.

Murakami el eterno candidato al premio, sigue quedando en la esquina opuesta al galardón, el japonés que cada texto que saca lo eleva a bestseller no parece ser del agrado de los académicos que otorgan el galardón creado por el inventor de la dinamita. El español Javier Marías suena fuerte en las quinielas -si este premio es tan comercial y capitalista- que hasta se apuesta dinero para jugarle la suerte a tu autor favorito que seguro que no gana.

El año pasado sucedió algo idéntico, lo más buscado tras el Nobel a la poeta estadounidense Gluck fue: ¿Quién es esa tal Louise Glück? El Nobel nos descubre autores desconocidos y eso es una gran hazaña. Tras el Nobel a Glück el 2020 leí su “Averno” sinceramente no es el estilo poético que me gusta leer como lector, pero sin duda su poesía tiene alta técnica y estructuración. Ya Salamandra adquirió los derechos de la obra del Nobel 2021 Abdulrazak Gurnah y traducirá cuatro novelas que publicará sucesivamente en el primer semestre de 2022.

Abdulrazak Gurnah. Premio Nobel de Literatura 2021. Ill. Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach.
Abdulrazak Gurnah. Premio Nobel de Literatura 2021 Ill. Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach.

Al otorgarle el Nobel en octubre pasado en Amazon una novela de Gurnah que antes del Nobel costaba 6 dólares, tras el premio pasó a costar 16, se duplicó y se revalorizó, así de trascendente es el Nobel, sin duda un premio que a más del millón de dólares que entrega, le otorga al autor ganador un prestigio y alcance universal envidiables. Veamos qué pasa en el 2022, seguramente gana otro autor sorpresa. Por lo pronto a leer a Gurnah.

* Pablo Virgili Benitez es poeta, narrador y editor. Ha publicado ocho libros. Su más reciente publicación es “Un motivo para sonreír” un volumen de cuentos infantiles.

Parques, plazas y calles (reflexiones sobre los bancos)

Juan Carlos Vásquez, Valencia – Venezuela.

Bancos, Otoño, Parque, Resto, Sentarse
Foto: Pixabay

En dirección a esa quietud poderosa desde donde se ve al mundo pasar. El silencio interior a pesar del bullicio. El desfile de personas y situaciones conlleva el hecho de maravillarse, pero también le es inherente una suerte de incertidumbre que en cualquier momento te puede hacer partícipe, cómo una gran extensión de sucesos inesperados. Desde hace tanto tengo la costumbre de buscar en la urbe y seleccionar un banco según un criterio estricto, en el que los ángulos permitan una perspectiva total sin convertirse en un punto de atención, y así sentir que hay un reaprendizaje de lo remotamente aprendido. Con todos y a la vez de estar con uno mismo.

 Basta con prestar atención a las cosas más simples, al espectáculo de las sensaciones, de las personas que se despliegan ante nosotros en cada momento,  sus palabras, sus susurros y gritos, el sonido leve de unas hojas movidas por el viento, el rugir de una moto, el trino de los pájaros y de los rieles del tren que sale desde el subterráneo. El ritmo de la respiración, todo ese mundo sencillo, inmediato, próximo, que apreciamos cuando estamos actuando desde una distancia que no es tal, en soledad, a la escucha, mirando hacia lo que me rodea y nutre sin esas profundas explicaciones de los que dicen saberlo todo. Son tantos y tan variados. Por algún efecto tendencioso de la escritura buscó la apropiación de esos territorios abandonados de la contemplación, me invitó a la conexión continua del incesante flujo de movimientos y apariencias que sin decir nada lo están diciendo todo.

 El banco, de madera o metal, con  piezas de hormigón, con bloques o ladrillos. En medio de los árboles o los arbustos, agredidos por la urbe, indefinidos hasta el límite para hacer de la reflexión un privilegio y llevarnos de la mano por distintos escenarios de la intimidad. Desde mi posición el recorrido visual se llena de referencias y puede llegar a sobrepasarse en un acto de exaltación. Son muchos los entornos de ruinas, de las ciudades, desde donde nacen determinados destellos que actúan como puertas constelares. El ensayo gana en sus pasajes de largo aliento. Las búsquedas son múltiples, auténticas, universales, se desbordan con pasajes interesantísimos e inspiradores.

El regulador

Cabeza, Cerebro, Pensamientos, Cuerpo Humano, Cara
Foto: Pixabay

Voy por la calle y veo a un hombre disparar a otro, observo su caída, el orificio de la bala en su frente y la sangre saliendo del orificio, pero llega el forense y me explica que en determinadas situaciones de estrés proyectar asesinatos por armas de fuego es normal y que, en realidad lo que vi fue un suicidio. No, no existían disputas, ajustes de cuenta, nada de lo que mi mente estaba poniendo en consideración es real. Al principio tuve mis dudas, me extrañé, lo escuchaba con desconfianza, luego decidí irme y comentar a unos amigos lo que había sucedido, uno de ellos puntualizó con calma que le pasó lo mismo, relacionó el suceso del asesinato con la política, habló de los trucos inconscientes de la mente. Lo leyó en libros, lo ha escuchado en la tele.

 Lo mejor es ir al hospital, él ya ha ido y le recomendaron un medicamento muy efectivo para controlar la disociación de elementos. Aunque después de tomarlo se ha vuelto lento y olvidadizo ya sabe distinguir entre la realidad y la ficción. Y es que hay que tener más confianza en las autoridades —dice —, más confianza en los informativos y en los jefes, en los médicos, en las pastillas, en la política. No para de repetirlo; el mundo siempre ha sido lo mismo, no podremos hacer cambios, todo está dicho, todo está hecho. Rápidamente el resto de amigos se suman a su apreciación afirmando con la cabeza.

Quedé a medio camino gesticulando entre la nada. Ya no me distingo de los demás porque no puedo: La verdad la han instaurado y me han dado el beneficio de recuperarme hundiéndome. Escucho el discurso, en la soledad de mi opinión no soy nadie y corro el riesgo de una firma como un antecedente. Los informes están a medio hacer, el regulador observa desde la distancia.

RAREZAS DEL ENCIERRO

Valla, Rejilla, Juegos, Niños, Verano, Encierra, Parque
Foto: Pixabay

No salgas, pero si sales ponte la mascarilla, no toques, no hables, no cruces el límite de las comunidades y entre tanta prohibición suena el teléfono. Apenas abro la boca para narrar lo no hecho, X, relaciona cualquier anécdota con el trasfondo de un libro o cuadro o con una película.

—¿Has leído tal o cual cosa?

No lo he leído, y de haberlo hecho no recuerdo… a partir de allí ahonda en las similitudes. Otros en otras llamadas van a más, citan a un autor y desarrollan tanto la idea que interrumpo, pero no los detengo.

—¿Ya regresaste al trabajo? ¿En qué ciudad estás? Seguro que…

Lo que no entra dentro de una forma nítida y precisa de naturalidad se diluye, se va, se esparce. El recuerdo en estos momentos es mi mejor aliado. Por un momento logramos pasar de los formalismos y nos partimos de risa… Una breve pausa de alegría mientras la multitud de informaciones asaltan las casas con esas máquinas que han desarrollado una cantidad increíble de procedimientos algorítmicos.

 Los retóricos y los oradores copan la escena, invitan a asociar los puntos fuertes de un baile con un salto. Jasmine Mcdon se ha implantado en la dentadura colmillos de tigre. DJ. Andrew abré un telón entre fuegos artificiales y presenta lo que será el sexbinón, un aparato de placer infinito que tiene como fin simplificar lo complejo en las relaciones sexuales de géneros opuestos. La información estará permanentemente almacenada y podrá descargarse.

Intento desentenderme, pero una cantidad incalculable de hechos y gestos, de palabras e ideas me persiguen cuando en pleno bombardeo a Yemen el trending topic es el rescate de una perra Shih Tzu de un incendio en una casa de la provincia de Sichuan en China.

  A menudo, apenas veo la aguja del reloj posarse sobre las tres de la mañana y las campanas sonar me acuesto. Lo que es tarde para muchos para mí es temprano porque antes padecía de insomnio y ahora duermo. Las campanas en esta iglesia dan la hora, avisan de las festividades, pero también anuncian los fallecimientos.

Aplastado por un repicar lento y sobrecogedor comprendo que es el sonido: “hay muerto”. Si el fallecimiento es de un hombre el toque finaliza con dos golpes separados. Un toque si es una mujer, normalmente el sonido surge a media mañana cuando parece no pasar nada.

 Trato de dormir sin pensarlo, no tenía ni tiempo para decirme que ya me dormía. Y media hora más tarde, me despertaba la idea de que ya era hora de dormirme. Es el instante previo, alrededor más que una oscuridad. Personas rescatadas del inconsciente, algo sin razón e incomprensible, algo verdaderamente oscuro cuando se trataba de desconocidos alterando un sueño maravilloso para convertirlo en una pesadilla. A veces recuerdo que causa el sobresalto en medio de la noche, otras veces prefiero no recordarlo. Finalmente ya es de día, la vida se reanuda y al abrir la ventana el aire libre añade una deliciosa turbación que pide a gritos romper con todo.

Juan Carlos Vásquez nace en Valencia, Venezuela. Algunos de sus trabajos han
sido incluidos en las revistas Barcelona Review, Babab y Margen Cero. Obtuvo
distinciones en los Concursos de Poesía Pro lingüístico y Multimedia Premio
Nosside (Calabria, Italia), Edizione 2005 y 2006. Finalista del concurso de
microrrelato “GUKA” Buenos Aires, 2018. Ha Participado en volúmenes
colectivos y antologías en Estados Unidos, Chile, México y España. Formó parte
del grupo cultural Spanic Attack (El Bronx, Nueva York). Es autor del libro de
relatos Pedazos de familia (Ediciones Estival, 2000).
Vásquez se trasladó a la Florida en 1999. Desde entonces ha vivido en Tampa,
San Francisco, Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos y España. En la
actualidad reside en Barcelona.
Email: jcvasquezf@gmail.com

UN ÁNGEL EN BUSCA DEL CIELO

Monólogo interno, autor: Becker Unda, 17 años, Atuntaqui – Ecuador. 

Siempre me he preguntado, ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué estoy aquí? Hasta ahora no he podido ver nada más que la oscuridad, pensando, y volviendo a pensar, en que esto jamás acabaría. O eso pensaba…

Delante de mí, una luz comenzaba a aparecer lentamente, haciéndose cada vez más grande, como si se estuviera acercando, o no sé si era yo quien me acercaba. Pero fue solo un momento, hasta que me encontré en un lugar desconocido. No sabía quién era yo, o lo que hacía, y mucho menos lo que tenía que hacer. Comencé a moverme poco a poco, en ese entonces me llegaban muchas cosas en mi mente, “colores gris, blanco, negro”, no sé qué debe ser eso, “personas”, “amor”, “días”, “familia”; la verdad no sabía nada de lo que estaba pasando en ese momento, simplemente dejaba a esos conocimientos pasar.

Miré a mi alrededor confundido, y por alguna razón me movía, yo tenía el control, estaba con mi madre y mis pequeños hermanos, en una especie de jaula hecha de madera. Cada día un hombre se acercaba y nos arrojaba comida, siempre era la misma y la misma rutina. Hasta que un día llegaron demasiadas personas, nos tomaron a mí y a mis hermanos, nos metieron en una caja con muchísimos agujeros. Todos llorábamos, no queríamos que nos separen de mamá. Por uno de los agujeros pude ver que otro de los hombres se llevaba a mamá, desde ese entonces ya no volvimos a saber de ella nunca más.

No salíamos de la caja, no sabíamos cómo se abría, pero siempre notaba que nos llevaban de un lado a otro, me sentía algo mareado, así que me quedé dormido. De repente sentí una fuerte sacudida, y junto a mis hermanos caímos en lo que pensé que era otra jaula, sin embargo, esta tenía una pequeña luz en un costado, nos llamó mucho la atención, así que fuimos lo más rápido que pudimos, mis hermanos acaparaban todo el espacio, no podía ver nada, solo escuchaba que admiraban a algo. “El cielo es muy hermoso”. Dijo uno de ellos, yo preguntaba desesperadamente, pero nadie me hacía caso. Así fue hasta que el mismo hombre apareció de nuevo, nos puso otra vez en la caja y nos llevó con él.

Nuevamente llegamos a otro lugar muy parecido al que estábamos la primera vez, pero era diferente, porque cada vez que una persona nueva llegaba se llevaba uno por uno a mis hermanos, así era cada día, hasta que me quede solo. Un día el hombre que siempre nos daba de comer vino hacia mí, abrió la puerta, me dejo un poco de agua y se fue. Noté que la puerta seguía abierta, así que con mucho cuidado me escapé sin que me viera, esa noche estaba cayendo muchísima agua, y tenía frío, seguí caminando un poco hasta que el hombre se percató de mí, soltó un fuerte grito y comenzó a perseguirme, yo corrí y corrí por el inmenso césped sin parar, ni siquiera sabía si estaba tomando el camino correcto.

En un instante tropecé, y una fuerte corriente de agua me arrastró lejos de ese lugar, estaba desesperado, a duras penas respiraba, así seguí un rato hasta que choqué con un gran tronco que estaba estancado por alguna razón, empecé a moverme lentamente hasta que salí del agua y corrí sin rumbo, llegué a un lugar que jamás he visto,  lleno de muchas luces, y de muchísima gente, procuraba caminar en lugares oscuros donde nadie me viera. Traté de regresar por donde vine, pero no recordé el camino y me perdí. Escuché un ruido, y lo conocía, me acerqué hacia el ruido hasta que vi a una pequeña persona llorando detrás de una grande caja de metal, me acerqué poco a poco a él, quería tener cuidado de que no me viera, pero tropecé de nuevo y caí encima de él. Cuando abrí mis ojos, él me estaba sosteniendo en sus brazos, y noté que varias gotas de agua salían de sus ojos, sin mencionar que estaba empapado desde la cabeza hasta los pies, al igual que yo.

Empecé a preocuparme un poco, pues… no sabía cuál era o cuál sería su reacción.

  • ¿Qué fue lo que te pasó? ¿Estas bien? – Me preguntó.

Mi preocupación se redujo, él no quería hacerme daño, o peor aún, ponerme en una caja encerrado para siempre. Noté que él era como yo, estaba asustado, confundido y perdido. Comencé a olfatearlo para que no pueda olvidar su olor, mientras más olfateaba él comenzaba a cambiar su rostro, comenzaba a ponerse feliz, y por alguna razón yo también me sentía feliz. Se quedó paralizado por un momento, luego giró su cabeza de lado a lado buscando algo.

  • Ven conmigo, estarás bien te lo prometo. – Dijo con un tono de seguridad, a pesar de la situación en la que nos encontrábamos.

Me cargó en sus brazos y me llevó con él, caminaba entre lodo y hierbas, cada vez se alejaba más del lugar de luces. Un poco después, llegamos a un lugar que parecía ser una especie de cueva o algo por el estilo, entramos rápidamente y lo único que nos daba luz era la luna en esa oscura y lluviosa noche.  

  • ¿No tienes a donde ir verdad? – Él me pregunto con un tono triste. – Tranquilo, puedes quedarte conmigo, a mí tampoco me gusta estar solo.

Al escucharlo decir eso me sentí más aliviado, comencé a tener confianza en esta persona, me acerqué y me recosté junto a él, luego comenzó a acariciarme, lo cual hacia que me tranquilizara cada vez más.

  • Me pregunto: cómo es que llegaste hasta aquí, caíste del cielo… eres igual a un ángel, como las historias que me contaba mi mamá antes de dormir… – Dijo con un tono de voz que cada palabra que pronunciaba se hacía más y más bajo. 

Ángel y cielo he, me gustaría saber más de eso, pero estoy muy cansado para seguir por el día de hoy.

  • Sabes algo. – Dijo con entusiasmo, además arruino mi sueño. – Ángel, tu nombre será Ángel.

Ángel, Ángel, Ángel, me encanta. Salté con mucha alegría y comencé a dar vueltas a lo loco, cuando me detuve, logré observar algo que estaba aplastado debajo de una pequeña roca, me acerqué y cuando moví la roca lo vi. Era un objeto extraño, era largo y delgado, yo lo veía de un color blanco y un gris un poquito oscuro. Lo recogí y me di vuelta para dirigirme con él. Cuando llegué simplemente me acomodé en el lugar que había estado antes y dejé el objeto en junto a él. 

Cuando vio el objeto lo recogió enseguida, lo limpió un poco y lo contempló, se lo puso en una de sus muñecas, la verdad no sabía por qué haría eso, aunque sé que le terminó gustando, yo igual odiaría si se perdiera.

  • Muy bien Ángel. – Dijo feliz. – De ahora en adelante cuidaré de ti, y prometo cuidarte bien, confía en mí.

Pues gracias, eso me agrado mucho. Ambos nos recostamos en el suelo encima de una enorme tela delgada que él había colocado, luego de un rato nos quedamos dormidos.

Al día siguiente me levante tranquilo, él aún seguía dormido, me acerqué a él y lo miré fijamente, y también estaba muy emocionado, pues estaba contento de tener un nombre, “Ángel”, ese era mi nombre, él me puso ese nombre y dijo que cuidaría de mí. Si ese es el caso yo también estaré contigo y te cuidaré, seremos como una familia, ya verás que mientras estemos juntos todo saldrá bien. Este viaje de mi vida apenas comienza, gracias por estar conmigo.

Foto del autor.

ASESINATO A SANGRE FRÍA

*Cuento de Hidalla Arciniega

Rosa fue una de las pocas mujeres mestizas en una comunidad indígena en las estribaciones nororientales de Ecuador. Su caminar era ligero, de figura esbelta, finos rasgos, su cabellera ondeaba al viento veraniego. Al cruzar la plaza central más de uno volvía su mirada a tan hermosa mujer hasta que se perdía en las angostas callejuelas del pueblo. A pesar de su belleza, tenía una mirada fría, penetrante y dominante, era madre soltera, tenía un hijo adolescente llamado Carlos;  pronto contrajo matrimonio con Gustavo, hijo de las familias más acaudaladas de la región.

Al parecer el matrimonio no duró mucho, un día desapareció Gustavo misteriosamente sin dejar rastro alguno. Su familia lo buscó desesperadamente, al preguntarle a Rosa sobre el paradero de su esposo, ella contestaba que le han visto por Colombia con su amante, este argumento no convenció, la búsqueda continuó.  Una tarde, Luis hermano de Gustavo abordó a Carlos al salir de la escuela, para preguntarle si sabía algo de su padrastro, éste dijo no saber nada, pero se podía notar cierto nerviosismo y tristeza en su mirada, al entrar en confianza, el muchacho finalmente dijo:

– Le voy a contar un secreto, por favor lo le diga nada a mi mamá, caso contrario me matará.

Luis tomó con sus manos el rostro inocente y lloroso de Carlos y le dijo:

– Nadie se va a enterar, es un secreto entre tú y yo, si tu madre se porta mal, te adoptaré como mi hijo, te llevaré a mi casa, donde tendrás cariño, educación, serás un hijo más para mí.

El chico después de un momento de silencio, dijo: mi mamá lo mató… Fue una noche que don Gustavo llegó un poco tomado, mi madre lo invitó a cenar, mientras él estaba merendando llegó por atrás y lo goleó en la cabeza con un palo, con ayuda de su amigo que visitaba en las noches a mi mamá. Una vez muerto lo envolvieron en una cobija para meterlo en un costal, lo cargaron en sus hombros para llevarlo a la cascada que está aquí cerca para botarlo. Pasó como una hora y regresaron otra vez con el difunto, dijeron que unas voces que provenían de las profundidades de la cascada los asustaron, al no poder deshacerse del cuerpo, lo descuartizaron y lo enterraron en un hueco que cavaron en el corredor de la casa.

imagen: freepik.es

Una vez conocida la noticia macabra, Luis con rabia y furia contenida fue a denunciar a la policía. Al día siguiente un patrullero con tres policías y Luis llegaron al lugar de los hechos. En efecto encontraron a Rosa sentada en una alfombra de piel de animal, bordando sobre el cuerpo de su  esposo.

Rosa no tuvo ningún sentimiento de culpa ni remordimiento fue un ser siniestro y criminal, su amigo cómplice huyó, nunca se supo de su paradero.

Rosa fue llevada a la cárcel, sentenciada por  asesinato, le dieron la  pena máxima  de 25 años. En el transcurso de su estancia en prisión había tenido otro hijo al cual también lo había asesinado.

Una vez cumplida la sentencia, Rosa salió de prisión, aún era una mujer joven y bella, aunque sin alma. En una ocasión regresó al pueblo, la personas que conocían su pasado huyen aterrorizados,  nadie le brindó la mínima atención.  Rosa al sentirse sola y reprochada enloqueció y se lanzó al precipicio de la cascada, al mismo lugar que intentó arrojar a su esposo.

Ahora dicen los comuneros que ciertas noches escuchan llorar a un alma en pena.

*Hidalla Arciniega, nació el 6 de enero de 1966 en Ibarra Ecuador, es Bibliotecaria y ha publicado algunos cuentos y relatos fantásticos cortos con apoyo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Imbabura.

Ame Carrillo: El poder ayudar a salvar vidas es un regalo

por Pablo Virgili Benitez

A un año de la pandemia de la covid-19 nos adentramos en los sentimientos del personal de salud, nuestros guerreros y ángeles salvadores. Entrevistamos a Ame Carillo fisioterapista respiratoria del hospital Quito Sur del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Cuando se declaró la presencia del primer caso positivo de COVID-19 en marzo del año pasado, ¿cómo tomó esa noticia el personal de salud?

El miedo en el personal de salud fue generalizado, no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, tuvimos mucho miedo de contagiarnos y morir, a todos se nos cruzó esa idea por la mente.

Eres fisioterapeuta respiratoria y trabajas en la Unidad de Cuidados intensivos, ¿cómo se siente trabajar en la zona roja?

Es una gran responsabilidad, son guardias de 25 horas, turnos agotadores, estamos cara a cara con el virus, el miedo permanece, pero al mismo tiempo el poder ayudar a salvar vidas es un regalo.

Ame durante un turno de guardia vistiendo los implementos de bioseguridad. foto: cortesía de la entrevistada

¿Qué sientes cuando un paciente se desespera por no poder respirar?

Es triste y desesperante ver las condiciones en las que llega un paciente a la sala de Cuidados Intensivos, es un paciente sin poder respirar, y ese sufrimiento es compartido por toda la guardia, es por eso que inmediatamente realizamos los procedimientos necesarios para salvar esa vida.

Cuando hay que despedir a alguien porque perdió la batalla ante el virus, ¿en la UCI hacen algún ritual? ¿Cómo despiden a ese paciente que lamentablemente se va para siempre?

Se trata de aliviar en todo lo posible el dolor y la agonía de esa persona, darle una muerte digna. Los que somos creyentes realizamos una oración, yo suelo tomar la mano de mi paciente y le digo que descanse tranquilo, que su familia estará bien… es muy doloroso ese momento.

¿Qué mensaje le dedicarías a la ciudadanía para que crean que la pandemia sí es real?

Mi mensaje empezaría con una pregunta ¿Amas a tu familia, amas a tus seres queridos? Si la respuesta es Sí, entonces cuídate y cuídalos.

Lamentablemente mientras los muertos no son tuyos, no tomamos conciencia de la gravedad de esta enfermedad; cuando tu círculo cercano se ve afectado, es entonces que hacemos real un virus que ha matado a millones de personas en el mundo entero.

El personal de salud se encuentra agotado, también tenemos familia, somos seres humanos y estamos afectados física, emocional y psicológicamente al enfrentar esta pandemia mundial, es una guerra que no la ganaremos si no hay conciencia social.

Todos los profesionales de la salud, seguimos de pie, arriesgando nuestra vida por salvar la tuya.

La oscuridad de la luz

Roberto Chávez Roldán

Capítulo 1: La noche.

La noche era tan espesa ,diferente a las anteriores, llena de paz , salí a caminar para disfrutar de esta noble quietud, en la calle solo transitaban algunas personas , caminaban apresuradas para llegar a sus moradas pues la hora de cenar estaba próxima, el olor de la leña y guisos inundaban cada centímetro de la extensa calle, la panadería de la familia Rosales estaba abierta así que decidí entrar para comprar algunas piezas de su delicioso pan para poderlo regalar a los marginados que se encuentran camino a mi hogar, después de platicar unos minutos con los dueños de la panadería y tomar una buna cantidad del chocolate caliente que me ofrecieron, decidí que era el momento de regresar a mi tan majestuoso pero solitario hogar, camino a él, tome un atajo para poder visitar a los marginados, viven en una choza muy humilde, es una familia de tres personas Beatriz la madre, Luis el padre y Renata la hija, una pequeña de once años, los tres eran las personas más amables y fieles que yo haya conocido, por este motivo siempre que tenía la oportunidad los ayudaba con víveres para que su pesar por la escases fuera menor, al finalizar mi visita me encontraba de nuevo bajo la noche caminando lentamente disfrutando del aire que chocaba contra mi rostro, llegue a mi hogar, abrí las puertas y entre, el eco de mis pisadas me recordaban mi soledad, el olor a humedad me decía que ese aire tan puro no llegaba a mis aposentos ,de pronto me encontré solo en una cama enorme que solo se iluminaba por una vela a punto de terminarse, observe la llama por un buen rato hasta que concilie el sueño.

Capítulo 2: La casa de la soledad

Un rayo de sol golpeo mi rostro con fuerza, era la hora de despertar, me senté sobre la cama, tome una cruz del cajón de mi buro y me persigné dos veces para dar gracias, las campanadas de la iglesia sonaban con estruendo, baje las escaleras y me dispuse a barrer la recepción de mi hogar, abrí las grandes puertas de mi morada y las personas comenzaron a entrar saludándome con una gran sonrisa en el rostro entre ellos Beatriz, Luis y la pequeña Renata la cual me saludó con un fuerte abrazo, poco a poco le recepción se llenó, me coloqué mi indumentaria y comencé a hablar para mi generoso púbico, al terminar de decir todo lo que me correspondía, las personas salieron  dejándome solo en esa gran construcción, hay ocasiones en que me gustaría no dejar de hablar y estar con todas estas personas todo el tiempo, pero claro eso sería muy egoísta de mi parte.

 Regando las rosas que habían nacido ahí tan hermosas y tan vivas que parecían de otro mundo, al terminar mi labor en el jardín, entre a mi habitación y saque mi libro favorito uno muy grande y lleno de historias increíbles, antes de comenzar realice una oración tan profunda que saco un suspiro grande desde mi alma, comencé la lectura, había una parte donde se describían hazañas tan grandes de un hombre que solo pensaba en la gran fortuna que teníamos todos de poder ser un hijos suyos, termine la lectura y como siempre estas palabras dejaban en mí una gran paz , pero al voltear alrededor mío estaba tan solo que solo mi padre era mi compañía, ¿pero cómo platicar con alguien que no responde con palabras?., Yo que solo soy un simple mortal a veces caigo en la necesidad de ser correspondido por un semejante mío, así que todas las noches salgo en busca de eso.

Capítulo 3: La niña

 Desperté de una pequeña siesta y la noche ya estaba comenzando, cual niño alegre salí a las calles para poder platicar con las personas que me encontraba a mi paso, escuchar sobre sus rutinas me parecía de gran interés, todos al final de la charla me pedían dotarlos de una bendición la cual siempre doy con gozo, cuando llegue a la caza de mis fieles amigos noté que Beatriz estaba muy inquieta, su cuerpo temblaba, Luis estaba muy callado pero su mirada solo pronunciaba preocupación, me acerque a ellos para poder brindar mi ayuda, al verme ambos corrieron hacia mí, Beatriz me tomo de la mano y comenzó a llorar, mientras que Luis me pedía su ayuda, los tranquilicé a ambos para que pudieran expresarse con mayor fluidez. Beatriz entre lágrimas me comentaba que la pequeña Renata estaba manteniendo comportamientos extraños en las noches, me sorprendí con lo que me comentaba con tanto pesar la pobre mujer, pensé lo peor, decidí quedarme con ellos esa noche para poder ver con mis propios ojos eso que tanto aquejaba a los pobres padres. La hora de cenar llegó y estábamos los cuatro sentados alrededor de una pequeña mesa de madera, el pan que había estaba un poco duro y leche era poca por lo cual decide dar mi porción a la niña la cual estaba frente a mi tan sonriente como siempre, con esos ojos brillantes y puros. La pequeña terminó de cenar se despidió de nosotros con gran educación, al no ver nada extraño decidí despedirme también, pero Beatriz tomo mi mano y esperé. La niña se fue a su habitación, Beatriz me dijo que la acompañara, fuimos a la habitación de la niña, la pequeña se incoó frente a un crucifijo y comenzó a rezarle a nuestro padre en común, lo cual no me sorprendió en lo más mínimo, pues es lo mismo que yo hago todas las noches, pero la cara de Beatriz era de gran miedo, con una seña me indicó que prestara atención a lo que la niña decía, y fue ahí donde descubrí el terror que afectaba a estos padres, la pequeña pedía con fuerza e ingenuidad que nuestro padre protegiera su peor enemigo, aquel encargado de la desgracias de la humanidad, aquel ser que podía hacer de lo hermoso algo totalmente catastrófico, ese ser repudiado y malévolo con el cual debo de luchar todos los días en el nombre de su oponente más puro, mi cuerpo tembló de miedo al escuchar a esa alma pura pedir por una tan repulsiva como la del caído.   

Capítulo 4: El ser sin alas.

Como siempre aquí todo es frío, callado, triste y muy solitario, vago por este laberinto sin final confinado a protegerlo como si alguien más lo quisiera, son muchos los años que he estado aquí desterrado, solo puedo ver mi reflejo en estos grandes muros purpuras, muros que albergan almas, almas vacías, almas que no son dignas de estar en la belleza de la luz, que ironía, soy el que protege a estas almas y me encuentro igual que ellas, hay ocasiones que pongo atención a lo que dicen esas criaturas que mi padre ha dejado a su surte en ese lugar tan extraño, la superficie, trato de no prestar atención , ya que la mayoría de las veces me recriminan a mí por las casualidades que ellos mismos buscan, me maldicen, me usan como arma, me temen, me odian, me quieren lejos, no puedo entender cómo es que les he hecho tanto mal si ni siquiera me conocen, todo el tiempo las acusaciones son las mismas, a veces le recrimino a mi padre pero ¿Cómo poder platicar con alguien que no responde con palabras?.

Capítulo 5: El canto

Lo recuerdo muy bien todavía, recorría el laberinto lentamente la brisa del gélido viento golpeaba mi rostro, los lamentos en eco me recordaban mi soledad y el olor putrefacto pronunciaba mi letargo, decidí escuchar a esos seres, todo lo que escuchaba era lo de siempre palabras de odio, pero una voz muy dulce se comenzaba a colar poco a poco entre todas las demás voces, me parecía una voz hermosa, le preste atención y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que una pequeña niña pedía a mi padre me protegiese, un extraño calor se apodero dentro de mí, pero se sentía muy bien como la caricia más pura jamás dada, era la primera vez que escuchaba eso y me llenaba de gran felicidad, todo el tiempo que pasaba solo dejo de importarme, pues solo esperaba el momento en el cual la pequeña empezara a hablar, la plenitud se apoderaba de mí y eso me parecía la verdadera felicidad.

imagen: freepik.es

Capítulo 6: Miedo a la cruz.

Salí horrorizado de la habitación de la niña, el corazón golpeaba fuertemente contra mi pecho, traté de guardar la calma, en ese momento me encontraba con el mismo pesar que los padres de la pequeña Renata, lo único que pude hacer fue sacar mi crucifijo y dárselo a la madre, le ordene pedir ayuda a nuestro padre para que esto cesara, salí de la casa con los nervios y la mente revueltos, llegué a mi hogar, me hinqué frete a mi padre y la reclamé por qué una pequeña niña tan pura como Renata  había sido desprotegida por él y corrompida por el caído que tan malo y repugnante es, no deje de pedir ayuda por la niña toda la noche hasta que me quede dormido del cansancio, al despertar me encontraba tirado en la recepción con mi crucifijo en mano, me incorpore y seguí pidiendo, al poco rato Beatriz llego con Renata a mi casa, tome a la niña de las manos y con lágrimas en los ojos pedía por ella, la pequeña me dio un abrazo tan fuerte y cálido que lo único que hizo fue hacerme dudar de mí mismo e incluso de mi padre. 

Capítulo 7: Aceptación del trono

A menudo pienso que realmente esto podría hacer alguna trampa por parte de mi padre, para atormentarme, desde la última vez que lo confronté mi destino fue vagar en este frio lugar, es posible que parte de mi castigo sea escuchar lo que siempre he querido, tal vez todo este tiempo mi mente ha generado esas ideas falsas para lidiar con mi sufrimiento, mi tristeza y mi arrepentimiento, creo que es posible que mi  padre ya se olvidó de mi o a lo mejor mi padre está muerto, cualquiera que sea la respuesta real disfruto de la voz cálida de esa pequeña ya que es lo único que aprecio en esta tan larga y triste vida.

Capítulo 8: Muerte

Ha pasado una semana desde que presencié como un alma tan pura y llena de luz pedía por aquello contra lo que he luchado toda mi vida, una semana llena de tristeza, una semana de no ver la noche que tanto me gusta, solo pienso porque no soy escuchado, ya es de noche y no puedo dormir, mi cama es la tumba de mi memoria, el silencio invade el lugar, de pronto estruendosos golpes resuenan en las puertas, baje corriendo con gran nervio, al abrir las puertas descubro a Beatriz y Luis cargando el cuerpo sin vida de la pequeña Renata, la postramos en el suelo de la recepción, parece dormida, se ve tan hermosa, pero su alma ha dejado su cuerpo y me mantiene a la expectativa de cuál es su destino.

Capítulo 9: Dolor.

Hoy me encuentro con el corazón destruido, mi alma me ha hecho saber que la fuente de mi felicidad ha muerto, esa pequeña que me quería tanto ahora ya no existe más, ahora ¿Qué será de mí?, volví a caer, pero ahora desde dentro de mi corazón, la única forma de amor que conocí ha dejado de existir, pero tengo que ser fiel a ella como ella lo fue conmigo, necesito despedirme.

Capítulo 10: Llanto

Todas las personas del pueblo llegan a mi recepción con flores y con sus palabras de aliento más sinceras, el medio esta una pequeña caja de madera tan humilde como la familia misma, en esa pequeña caja reposa el cuerpo de Renata, no soporto más y las lágrimas se apoderan de mi acompañando el sentimiento de los padres, me recupero para poder dedicar unas palabras en su memoria con el afán de hacer una última lucha por su alma, estando a la mitad de mi suplica, el frio se apodero de lugar, un frio que todos sentimos, una hermosa carreta se estaciono frente al lugar, de aquella bajo un hombre joven, de piel muy blanca, con la mitad del rostro desfigurada como si de una quemadura se tratara, su presencia no podía ser ignorada, corrió los más rápido que pudo hacia el féretro de la niña pues su cojera no lo le permitía más, se tumbó de rodillas frente a Renata, comenzó a llorar de manera tan triste que todos los siguieron con el mismo sentimiento, todos en su dolor se volteaban a ver unos con otros pues no se explicaban quién era ese sujeto, el joven levanto su mirada y me vio fijamente con esos ojos morados tan profundos que me calaron los huesos.

Capítulo 11: Soldados solos.

Ahí estaba yo a los pies de mi tan querida pequeña, mi sufrimiento era notorio, el dolor que tenía inundaba la sala, el sacerdote frente a mí me miraba con duda, pero también sentí gran empatía de su parte, me levante y me coloque frente al féretro, el sacerdote termino de hablar y nos dirigimos a enterrar el cuerpo de la pequeña, junto con el sacerdote tomamos el féretro sobre nuestros hombros, el sacerdote no me quitaba la mirada de encima.

Dentro de mi sabía quién era el, yo sentía su presencia, sabía que era el caído quien me acompañaba al panteón a enterrar a la pequeña, lo más inquietante es que no sentí miedo de estar frete a él, lo que sentí fue su dolor, un dolor almacenado por el tiempo, su rostro era de guerra, una guerra que destruyo su alma y su corazón, lloraba con profundidad y miraba el cuerpo de la pequeña, parecía perderlo todo, sentí lo mismo que él y el sintió lo mismo que yo, llegamos hasta el panteón, ahí estaba ese hoyo tan profundo como nuestro dolor, el féretro bajo y con el nuestra esperanza de felicidad, los padres de Renata estaban, existían, pero no vivían, cada centímetro hacia abajo era una lagrima de él y mía, las personas esperaban por unas palabras mías en el nombre de mi padre ,pero él no estaba ahí, sin embargo aquel ser con el cual juré estar en contra me acompaño a mí y a la familia de la niña en nuestra tristeza y lloró junto a nosotros.

El sacerdote observaba el cielo en busca de algo, bajo la mirada y me vio fijamente a los ojos, después miro el suelo y se persigno, todos se retiraron del lugar solo quede yo y el sacerdote, me hinque y el llanto se apodero de nuevo de mí, el sacerdote se hinco a mi lado, permanecimos en vela de la pequeña, nos despedimos a la mañana con solo un gesto de la cabeza, han pasado los años y cada año en la fecha que mi pequeña murió la visito y soy yo quien ahora pide por ella.

Decidí dejar para siempre mi hogar, mi iglesia, donde la soledad y la tristeza fue mi única compañía, a todos los lugares a los que voy veo que la gente la pide a mi padre favores, su dios, mi dios, el dios del caído, pero en el fondo siento que dios está muerto, es solo un recuerdo placebo de aquellos que nos son capaces de pelear solos con sus propios pesares y realidades.

COLABORACIÓN DE POESÍAS

José de Jesús Camacho Medina. Fresnillo, Zacatecas, México (1984)

Anticipación Al Futuro

Alguna vez la arena habrá de cubrirlo todo, no habrá conjuro para la borrasca que traerá consigo silencio y ceniza.

Quisiera decir que la luz
no se desvanecerá del cielo, y que la columna será inmutable ante el tiempo porque perpetuo es su perdón, que mi verbo será un eco resonando en la concha del por siempre, porque soy perenne, eterno; morador indeleble de la cúspide.

Pero alguna vez mi voz no bastará;
seré un fragmento atravesando los umbrales, una roca varada entre los siglos,
un brillo que no tarda en volverse obscuridad.

Seré parte de ese polvo que lo cubrirá todo, durante años y centurias,
para luego,
aspirar a ser de nuevo:
columna.

Que Tanto Tienen Que Decir Las Nubes

La lluvia se anuncia en nubes de plomo.
Los relámpagos son los rostros de la verdadera realidad:
eso me dijo un anciano;
aquella tarde donde el tiempo se detuvo.
Que tanto tienen que decir las nubes
cuando chocan entre si
parecen decir que quizás los ojos no estén del todo abiertos
Y yo que quería esperarme a la próxima lluvia para averiguarlo.

Sobre El Olvido

No basta cegar la mirada cuando se estuvo tan cerca
la distancia puede marchar lejos
pero no deja de observar desde el retrovisor.

He visto migrar a las aves en busca de un cielo más azul, y no hay más azul que el que consumieron los meteoros cuando al entrelazarse enardecieron las alturas.

El silencio también deja huellas en la arena
solo basta un murmullo para refutar la distancia
no hay peso en los abismos que se instalan con ganas de no hacerlo
el olvido es solo eso: neblina temporal.

Si Llega La Noche

Cuando llega la noche
no marcho despavorido
tampoco
desvanezco mis pasos
mi rúbrica es un gorrión
intentando rasgar las tinieblas,
una mariposa con impermeabilizante para sus alas; cuando la lluvia no tiene remedio.

Confesionario

La noche fue un prefacio a una confesión del universo
entre el canto del grillo y el sueño de millones de almas;
me inscribí al seminario
de abrir los ojos en medio de la obscuridad.
No hay peso en mis párpados
cuando voces delicadas me exigen las pruebas, de que esto no es un sueño.
Abrir los ojos cuando se extingue toda luz, para luego cerrarlos, nos ancla en el abismo de no poder distinguir
la diferencia entre realidad y fantasía;
nos sitúa en la discrepancia de no poder discernir entre el negro que se mece ante los ojos abiertos, y el negro que se ofrece a los ojos cerrados en una noche cualquiera.

Intuyendo Al Universo

En días plomizos suelo caminar por los pasillos más solitarios
donde subyacen teorías; que me regurgitan esta realidad.

A veces el universo me parece un espectro superfluo, un sofisma invisible,
un montaje con aspiraciones de real.

Mis sueños son extraños como las bifurcaciones del destino
y no siempre distingo entre existencia y fantasía.

A veces, también, me es evidente
que a un guiño le cabe eternidad, y que la verdad se oculta tras las apariencias de este mundo postizo.

Me dicen osado por buscar anomalías en el aire, por intuir cosas lejanas, pero después de todo, quizás Dios esté viendo mi tesis y lo haga sonriente por detrás de una ventana.

Sin Alas

Yo te escucho atento
de cómo me hablas de esos mundos intangibles que el sabio nunca negó en sus sueños, y que casi todos presienten lejanos
en verdad es un regocijo
cuando atraes la esperanza
luego
veo que aún sin alas lo haces mejor que las aves
a nadie he visto maniobrar la ventisca de esa manera
y mi asombro es excelso
cuando noto esa capacidad muy tuya de guardar a todo el caos del universo en un simple frasco.

Por El Ojo De La Cerradura

Y mira que los he visto observar por el ojo de la cerradura
más de una vez he sentido esa brisa extraña, están ahí, mirando:
los fantasmas en reposo,
creyendo en el silencio absoluto
si supieran que su verdad es apenas una sombra, un balbuceo sin hambre de eco, un murmullo prematuro de esta realidad.


Y mira que los he visto observar por el ojo de la cerradura, y nunca he sentido la necesidad de instalar algunas nubes por ahí. Que observen, mientras avanzo, que vean cada vez que me marcho por la puerta opuesta de cada habitación a la que asisto, que intuyan que mi fe es como la de un caracol: que aún sin alas; se es posible trepar a los árboles. Hay quienes acechan mis pasos, si supieran que yo solo tengo tiempo de ir a perseguir mis sueños.

Milagro Sobre El Concreto

Que se agriete, que se agriete el concreto, que no haya cordura para aquello que impida que emerja el milagro. Yo que a veces vi algunas sombras acechando mis pasos, mientras iba en busca de mis sueños, nunca retrocedí la mirada, tampoco negué el silbido de la esperanza; aun cuando éste, era casi un balbuceo.

En Aquella Suave Llovizna

 Me perdí en aquella suave llovizna
donde negué a la línea recta
no necesité de alas
como alguna vez me susurraron las aves.

Me perdí en aquella suave llovizna
y me di cuenta de que se puede volar
aún sin alas y con lluvia.

Me perdí en aquella suave llovizna
en esta avenida con nubes de plomo
yo: un pasajero temporal.

Me perdí en aquella suave llovizna
sin creer en el milagro
pero ahora que veo la marca
en la roca
y en algo más
soy fiel peregrino
que no se inmuta por la espina del sendero
yo: un pasajero temporal.

Levantando El Escombro

Hoy destrabo mis pasos
al invocar las alas de alguna mariposa
levanto el escombro que cae a diario
y lo envuelvo en arte que aspira a las estrellas.

No trunco mis leguas
ni abato los faros
tampoco le impregno alguna pausa
al vuelo del colibrí.
Si,
aspiro a la ruptura de la noche
a la luz de las luciérnagas
a los sueños de la Catarina.

Mi ruta es levantar las piedras
que traban el andar de los peregrinos
sé que ellas, alguna vez habrán de renunciar a su oficio.

Biografía: Profesor de Matemáticas, Ingeniero, Divulgador Científico. Es poeta. Ha publicado en diversas revistas de literatura: Fábula, Monolito, Sinestesia, Íkaro, De sur a sur: Poesía y Artes Literarias, Cisne, El Guardatextos, Efecto Antabus, Piedra de Sol, El Ojo De Uk, Free Lit Magazine, Tipealia, Poesía-Recitada, Poetalia, Almas Divergentes, La Poesía Alcanza Para Todos, Alcorcon, Mis Repoelas, Espacio Ulises, Desencuentro, Poesía Matemática, Cuentos y Leyendas de Fresnillo, Barrios Aledaños Al Refugio, Poemas del Alma, Poematrix, Poémame y Teoría Omicrón. Es autor de la antología virtual de Compositores y Poetas Fresnillenses (2017) y autor del poemario: «Las Mariposas Esconden Dioses Bajo Sus Alas»(2020, Ebook: Amazon Kindle & Google Play). Escribe artículos académicos y de divulgación científica para diversos espacios y revistas: MasScience, Fraxinus, Acerca-Ciencia y Vinculando. Dirige el grupo Poetas de Plata (Desde 2017), y la revista digital de poesía: «Poetas de Plata»(2020). Es ganador de los concursos de poesía XXIV (marzo, 2019) y XXVII (diciembre, 2019) con las temáticas: «Futuro» y «Cuando llega la noche» de la Red de Poetas: SoyPoeta.com.

USTED NO SABE

Usted que invade mis sueños

Y posee hasta mi mente

Usted que en mi cuerpo ardiente

me lleva hasta la locura

No sabe con que bravura

una cascada me arrastra

Y un jolgorio de emociones

(entre amor y desvaríos)

le regala mis gemidos

mientras le entrego mi alma

Usted no sabe siquiera

cuanto me ha enamorado

No sé, si lo habré esperado

pero ante tal desazón

no sé si mi corazón

no entiende que Ud. es prohibido

…(no lo guardé en el olvido)…

….Y a pesar de la razón…

Le puse todo mi amor

en las palmas de sus manos!!!

RAQUEL BEATRIZ HERMOSO

imagen: freepik.es

Pandemia en el tercer mundo

Luis Hernández Navarrete

No sé lo que me espera. Todo ha estado cambiando desde que casi el planeta entero se declaró en cuarentena. Tomo mi lista del super, cubrebocas, bolsas reutilizables, y las llaves del carro. Ir por la despensa es ahora una epopeya. Al mismo tiempo que conduzco, casi puedo escuchar en mí oído la voz del subsecretario de salud Hugo López-Gatell Ramírez, diciéndome QUÉDATE EN CASA, me pregunto si realmente vale la pena, pero ya es tarde, he llegado a mi destino.

   En la puerta principal, me encuentro a un oportuno y mexicanísimo vendedor de cubrebocas de tela con diferentes diseños, artículo de novedad perfecto para el niño y la niña, junto a él, un enorme letrero donde se lee que es obligatorio su uso para ingresar al establecimiento, así como el límite de una persona por familia.

   Tomo mi carrito, con miedo de no saber quién lo tocó antes que yo, y me dispongo a entrar. Justo en las puertas, una mujer le da un trapazo al manubrio de mi carrito, disque para sanitizarlo. A su derecha, una mesa con un inmenso dispensador de gel antibacterial, el cual no dudo en utilizar. Después de estos placebos, me siento más tranquilo, pero me dura poco el gusto. Una vez adentro, todos nos miramos el uno al otro con desconfianza, pues no sabemos si el hombre junto a ti, que está comprando 250 g. de jamón de pavo, es el portador de la más reciente exportación de Wuhan.

   Recorro los pasillos, veo a familias y parejas que utilizan toda clase de artimañas para pasar la puerta de manera individual y luego reunirse en el interior. Me hace preguntar, ¿qué clase de vida lleva esta familia para que un hombre de 40 años no poder ir al supermercado por su cuenta? ¿Su núcleo familiar es tan sólido y amoroso que no pueden pasar 35 minutos el uno sin el otro? ¿Acaso uno de ellos está muriendo y el pasillo de las sopas y pastas son los últimos minutos que pudieron tener juntos?

   Por si el ambiente no fuera lo suficientemente ominoso, las bocinas del supermercado repiten en un bucle infinito, LES RECORDAMOS QUE POR DISPOSICIÓN OFICIAL, AL ENCONTRARNOS EN LA FASE 3, SÓLO UNA PERSONA POR FAMILIA PUEDE INGRESAR AL ESTABLECIMIENTO. SE PERMITIRÁ LA ENTRADA ÚNICAMENTE A MAYORES DE 13 AÑOS. RECUERDE MANTENER SU SANA DISTANCIA EN TODO MOMENTO.

   Reúno todo lo de mi lista y por fin estoy listo para salir, me dirijo a la caja y espero mi turno. Al hacer cola, me percato de que una pareja de jóvenes espera en la fila de junto. Me alegro al pensar que se tienen el uno al otro durante estos tiempos difíciles. Me alegro hasta que llega un amigo de ambos, y deciden quitarse el cubrebocas y saludarlo con un beso y un abrazo. Un millón, 63 mil casos positivos, según la Secretaría de Salud, y ellos deciden quitarse el cubrebocas y saludarlo con un beso y un abrazo.

   Cuando se da el momento, pongo mis productos en la banda eléctrica de la caja. Mientras lo hago, la mujer detrás de mí se acerca tanto que puedo sentir su respiración en mi nuca. ¿Qué clase de nueva realidad es esta, donde transgredir el espacio personal de un individuo, aunque sea por 4 cm, ahora se siente casi como un acto bioterrorista? Volteo para dejar que mi mirada le diga lo que estoy pensando, pero al percatarme de que a la mujer la acompaña su familia de CINCO miembros, entiendo que no tiene caso.

   Guardo yo mismo los productos en mis bolsas y me pregunto dónde estarán los cerillitos y qué estarán haciendo. Naturalmente, en la salida ya nadie sanitiza nada ni te ofrece ningún gel, ya no eres su problema. Voy deprisa a mi auto y le doy dos monedas al viene-viene que sólo usa un cubrebocas de tela que le cubre los labios, pero no la nariz. Me voy a casa, sin saber si en un segundo me convertí en huésped del enemigo a vencer.

ilustración: freepik.es

POEMAS

Luis Alejandro Briones Ramón / Monterrey Nuevo León México

VIAJE RUTINARIO

En tu viaje rutinario hacia tu destino rutinario, podría ocurrir algo sorprendente.

Puedes intercambiar miradas con el amor de tu vida

amarlo intensamente, hasta que se baje en la próxima estación. 

Regalarle una sonrisa a quien solo necesitaba una para no suicidarse.

Puede ocurrirte algo sorprenderte, puedes hacer una diferencia brutal en la vida de alguien y ni siquiera saberlo.

AFECTO COMPARTIDO

Claro que la amo.

Su respiración está sincronizada con mis latidos.

Cada risa que suelta resuena en mi alma.

Cada llanto que que entona me destroza el corazón.

En sus atardeceres felices soy la almohada más cómoda.

En sus días lluviosos soy el paraguas más amplio.

Me compartió todo su amor

su dolor también es mío.

RECUERDO Y TESORO

Ya nada es igual

sobra un lugar en la mesa.

No hay llanto suficiente

no hay consuelo efectivo.

El temor al olvido es latente

no saben que es imposible.

La ausencia convierte a los recuerdos en tesoros.

Ante la partida física las huellas del espíritu se quedan para siempre.

La herida que aún sangra y que nunca se cerrará es buena

el dolor permanente los ayudará a recordar.

LEJOS

Estamos tan lejos

pero si miramos arriba el cielo es el mismo.

No estamos tan lejos

el sol nos ve a todos recostados en el mismo colchón.

Estamos tan cerca

el mismo aire nos acaricia, las mismas estrellas nos saludan.

Porque decía que estabas tan lejos  ?

si los kilómetros nunca te apartaron de mi corazón.

LO VIRTUAL NO ES BELLO

Le llaman progreso pero solo es amnesia

quieren olvidar lo que fueron siendo algo que no son.

Siempre serán tierra, por más que quieran parecer un iPhone 12 plus.

El amor si es inalámbrico y analógico, nunca se le va la señal, tiene buena cobertura.

No hay megapíxeles que capturen lo que capturaron mis ojos.

Los complejos sistemas operativos son un chiste a lado de la mente, sus ventanas si son infinitas.

Lo artificial es práctico, pero no se compara con las funciones del corazón.

Lo virtual es fácil, pero nunca compensará el tacto del alma.

Sabes porque los momentos realmente importantes no se publican ?

Para la verdadera felicidad, el celular estorba.

ME FALTA, NO TENGO 

Me falta una sonrisa bonita, me sobran razones para sonreír.

Me falta billetes en mi cuenta bancaria, me sobran poemas en el bolsillo.

No tengo autos de lujo, solo amistades que vale oro.

No tengo ropa de marca, pero si abrazos auténticos.

Me falta una casa costosa, me sobran personas que hace de cualquier lugar mi hogar.

Mi profesión jamás me volverá millonario, pero me siento el más rico ayudando a otros.

Mi vida nunca a corrido con la mejor suerte, pero me siento el más afortunado comiendo la cena que preparó mamá.

Ni apuesto, ni adinerado.

Nada gracioso, nada interesante.

Más defectos que atributos.

Menos puntos a mi favor, más desventajas. 

Por eso, cuando ella se atrevió a decirme que me amaba, sabía que estaba diciendo la verdad.

ALGÚN DÍA

Me vuelves loco.

No soy capaz de darte una negativa.

Sonríes y mi orgullo obstinado se pone a tus pies.

Contigo siempre estoy en desventaja

hasta tus fotos me derrotan

hasta tu ausencia me inspira.

Tu risa es un mensaje subliminal

me ordena entregarte el corazón.

Tu cuerpo un laberinto erótico

mi libido perdió el sentido de la orientación.

Mi alma está hambrienta de ti

solo dime : Quédate a cenar.

Mi deseo grita tu nombre y yo solo le digo : «Algún día».

RECONSTRUCCIÓN

Mi apego me castigó.

Mi autoestima hambrienta me arrancó un pedazo.

Nunca le di de comer, mi inseguridad tenía sobrepeso.

El miedo escondido abajo de mi cama, jamás me dejó dormir.

El amor fue una luz cegadora, no parpadie ni una vez.

En mi corazón hecho escombros, alguien construyó su hogar.

Me rearmaron desde cero, no me faltaba ninguna pieza.

Por fin entendí como funcionaba la felicidad, había pasado toda mi vida sin leer las instrucciones.

DESPERDICIO

Perdiste el tiempo odiando.

Le diste tanta importancia a quien nunca supo de tu existencia.

Gastaste saliva hablando de alguien que hoy no recuerda tu nombre.

El rencor te dejó anclado

Ahora te preguntas porque ellos avanzaron y tú no.

Miras hacia afuera y solo ves enemigos.

Aún crees que las personas se despiertan por las Mañanas deseando joderte la vida.

Que desperdicio de vida

la tuya. 

IMPOTENCIA

Ambos estamos heridos

vamos a sacarnos las flechas.

Si me compartes tu dolor, yo te comparto del mío

a ver si así se disuelve.

Y si hemos saltado sin paracaídas, vamos a disfrutar el paisaje, si de todas formas llegaremos al suelo.

Perdimos personas que creíamos eternas.

Se nos terminó un amor que parecía infinito.

No hay palabras que pueda usar para reconfortarte.

Solo puedo quedarme aquí

acompañar tu llanto.

Con la impotencia de no poder hacer nada más.

SEMBLANZA

Mi nombre es Luis Alejandro Briones Ramón, tengo 27 años y soy de Monterrey Nuevo León México, tengo una licenciatura en psicología de la Universidad Emiliano Zapata.

Escribo poesía desde los 15 años, con dos libros breves escritos pero aún no publicados.

Soy un escritor nuevo que busca oportunidades para dar a conocer su trabajo.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar